BEIJING, 23 mar (Xinhua) -- Hace más de siete siglos, el joven comerciante y explorador veneciano Marco Polo se embarcaba en un pionero viaje a lo largo de la Ruta de la Seda que lo llevaría a atravesar Asia Central hasta China.
El esplendor del imperio oriental quedó registrado en las populares y reveladoras crónicas de sus aventuras y llevó a generaciones posteriores de europeos a explorar las riquezas de Oriente en la llamada era de los descubrimientos.
Hoy, mientras China intenta revitalizar las antiguas rutas comerciales a través de la iniciativa de la Franja y la Ruta con socios en todo el mundo, Italia ha decidido seguir las huellas de Marco Polo.
Este sábado, durante la visita a Italia del presidente chino, Xi Jinping, los dos países firmaron un memorando de entendimiento sobre cooperación dentro de la iniciativa de la Franja y la Ruta. Antes, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, aseguró que asistiría al segundo Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, que se celebrará el mes próximo en Beijing.
La incorporación de Italia a la iniciativa es una progresión natural de su asociación cada vez más fuerte con China. El país europeo es un socio natural del asiático en lo que se refiere a la cooperación sobre la Franja y la Ruta.
En su artículo "Oriente se encuentra con Occidente. Un nuevo capítulo en la amistad chino-italiana", publicado el miércoles en el diario "Corriere della Sera", Xi escribió que ambas partes podrían aprovechar sus lazos históricos y culturales, forjados a través de la antigua Ruta de la Seda, así como su ubicación geográfica "para sincronizar la cooperación en conectividad bajo la iniciativa de la Franja y la Ruta con el plan italiano de desarrollo de sus puertos septentrionales y el programa InvestItalia".
Con ciudades portuarias clave como Venecia, Génova, Trieste y Palermo, que miran hacia el Mediterráneo, Italia tiene un enclave geográfico único como puerta de entrada meridional a Europa que puede unir Oriente con Occidente.
La Franja y la Ruta ofrece también a las empresas italianas mayor acceso al mercado chino. El a?o pasado, el comercio bilateral sobrepasó los 50.000 millones de dólares. La asociación en la iniciativa puede contribuir a que los consumidores chinos reciban más alimentos, muebles y dise?o italianos, y también a inyectar vitalidad a sus lazos comerciales con otros países que se han sumado al proyecto.
El progreso sustancial que la iniciativa ha logrado en los últimos a?os desde su nacimiento es otro factor clave que puede explicar la decisión de Roma de sumarse a ella.
Como dijo el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, la iniciativa de la Franja y la Ruta es "un pastel económico" que beneficia a los pueblos locales y no una "trampa de deuda". Hasta ahora, más de 150 países y organizaciones internacionales han firmado acuerdos sobre esta iniciativa con China, entre ellos algunos europeos como Grecia y Hungría.
La iniciativa de la Franja y la Ruta es joven y con seguridad no es perfecta, pero merece ser tomada con paciencia y tolerancia como una opción nueva que podría ayudar a reducir el déficit de desarrollo mundial y llevar aparejado un nuevo tipo de globalización, más sostenible e inclusiva.
Italia, una potencia económica mundial, tiene el derecho y, por su puesto, la capacidad de identificar cuáles son sus intereses nacionales. Los que hablan con escepticismo de la Franja y la Ruta deben desechar su mentalidad obsoleta "de suma cero" y derribar las trincheras ideológicas.
Antes de que el joven Marco Polo se embarcase con 17 a?os en la Ruta de la Seda, no podía imaginar que su viaje prendería una chispa que ha dado energía a cientos de a?os de intercambios entre Oriente y Occidente.
Ahora una nueva chispa se ha encendido. Es hora de que los Marco Polos modernos y sus socios chinos escriban un nuevo capítulo en la historia de la Ruta de la Seda.
(Web editor: 趙健, Rocío Huang)