Zhuanglang, provincia de Gansu, 31/07/2020 (El Pueblo en Línea) -Entre una fila de casas de pueblo de paredes grises y puertas de madera, hay un edificio de dos plantas que se destaca no sólo por su altura, sino también por el letrero en su entrada: "Museo Jiahe".
Jiahe, que significa en idioma chino “posturas de arroz bien cultivadas”, subraya la inspiración agrícola de este atípico museo. También en el nombre está incluído el origen campesino de su fundador Wang Jijia, un agricultor de 53 a?os de Zhuanglang, provincia de Gansu.
En el Museo Jiahe, Wang exhibe objetos antiguos que ha coleciconado durante los últimos 30 a?os desde que en el 2019 estableció el museo en el segundo piso de su casa. Dentro de las vitrinas se pueden apreciar losas tintadas, fonógrafos, cintas magnéticas, entre otros objetos que narran la historia y esplendor de épocas pasadas.
Además de su trabajo como labriego, Wang disfruta ser curador y coleccionista.
"Como agricultor, estoy lleno de emociones sobre lo que sucede en la tierra", se?ala.
Cuando cursaba la escuela secundaria, Wang fue cautivado por documentos y certificados que presentan el estilo de vida de las generaciones anteriores.
"Mirando esos papeles arrugados y amarillentos no podía dejar de preguntarme sobre las historias de vida que estaban detrás", asegura Wang.
Así comenzó la pasión de Wang como coleccionista. Desde entonces, dedicó todo su tiempo libre a visitar las estaciones de salvamento, las librerías antiguas y los vecindarios para recoger cosas viejas como libros, certificados y otros artículos de uso diario.
Las palas y azadas que conserva con celo en el Museo Jiahe rememoran aquellos días de sus abuelos en el campo. Los granjeros laboraban entonando canciones populares que alegraban el espíritu.
“Una escena muy distinta a la de ahora en aquel campo del noroeste”, a?ora Wang.
La ciudad natal de Wang, en el condado de Zhuanglang, estaba rodeada de meseta de Loes. La terrible erosión del suelo hacía difícil hacer fortuna trabajando la tierra.
Sin embargo, derramando sudor en el campo, en su memoria la gente nunca abandonó las esperanzas de obtener un buen rendimiento. Después de a?os de esfuerzos, lograron un espectacular paisaje de terrazas locales.
Muchos de los objetos que Wang atesora pertenecen a esa época de su historia familiar. Con los a?os, a medida que las colecciones fueron creciendo, también lo hizo su sue?o.
En 2017, inspirado en una exposición provincial, tuvo la idea de establecer un museo que exhibiera sus colecciones.
Wang pidió dinero del banco y utilizó sus empíricos conocimientos para dise?ar su propio museo.
En dos a?os, Wang construyó el Museo Jiahe. El recinto de la memoria cubre unos 500 metros cuadrados y exhibe cerca de 20.000 piezas, desde objetos muy antiguos hasta artículos de la generación de sus padres.
"Los chinos son nostálgicos. Nuestra vida ha experimentado muchos cambios. épocas anteriores, aunque cercanas en el tiempo, son totalmente diferente al presente", explicó Wang.
En el Museo Jiahe, Wang espera que la generación de los más crecidos pueda recordar aquellos inolvidables días, mientras que los más jóvenes podrán comprender los cambios que han logrado el trabajo y el sacrificio de sus padres.
"Un museo es un lugar donde la gente puede dialogar con un tiempo determinado porque está rodeada de cosas de esa época", agregó.
Desde su apertura en septiembre del 2019, el Museo Jiahe ha recibido más de 16.000 visitantes, incluyendo amantes de la cultura, ancianos aldeanos, museólogos y el personal de la salud que se enfrentó al COVID-19.
Li Fenlin, subdirector de la Biblioteca Provincial de Gansu, escribió en el libro de visitas: “Al recorrer sus salas, recordé todas las vicisitudes que China ha sufrido. Estoy impresionado, conmovido y lleno de admiración por el trabajo de este museo”.
De acuerdo a la Administración Nacional del Patrimonio Cultural, China tenía a finales del 2019 5.535 museos registrados, 181 más que en el 2018. Entre ellos, 1.710 eran museos no estatales.
Los objetos del museo de Wang le consuelan. Su fracaso de no poder entrar a la universidad, lo alivió navegando por anuarios y certificados de graduación de diferentes universidades locales.
"Es como si yo compartiera sus vidas", reconoce.
Para comprender mejor las historias que hay detrás de sus colecciones, a veces Wang pasa todo el día leyendo un libro o restaurando un objeto. Cualquier pista se convertiría en el tema de su conversación con los visitantes.
"Creo que estoy haciendo algo valioso y seguiré adelante. Las próximas generaciones necesitan averiguar hasta dónde hemos llegado para construir un mundo mejor", concluye Wang.